
AND Editorial Parte I – El cese del fuego es el inicio del último capítulo de la liberación de Palestina
A continuación compartimos la primera parte sobre Palestina del último editorial de A Nova Democracia. La segunda parte seguirá en breve.
Han pasado dos años desde el monumental Diluvio de Al-Aqsa que revitalizó la causa palestina en todo el mundo y en medio de las negociaciones para el fin de la ocupación sionista en Gaza, la Resistencia Nacional Palestina (RNP) pone de forma definitiva en el banquillo de los acusados por crímenes de lesa humanidad al Estado sionista de Israel y su amo imperialista EE. UU.
Netanyahu y su pequeña corte nazi-sionista, frente a las cámaras y focos, hacen poses de victoriosos con frases rimbombantes, riendo como hienas, como siempre lo hacen, incluso cuando sus presas las repelen con furia. Su genocidio contra la resistencia casi centenaria del pueblo palestino es una victoria de apariencias. La realidad que todo el mundo ve ahora es que el sacrificio incomparable de este heroico Pueblo Palestino puso totalmente al descubierto el Estado bandido que es Israel, levantó las masas en todo el mundo y convocó a todos los oprimidos de la Tierra a rebelarse con armas en mano contra sus opresores y explotadores. Y cuanto más se persistió en el genocidio hediondo, mayor y más profundamente cavó su propia tumba inmunda, donde será sepultada para siempre, antes incluso de la completa eliminación del imperialismo y toda la reacción de la faz de la Tierra. Así está planteada la cuestión.
Con fino manejo de la política, las conversaciones se procesaron de modo que la Resistencia buscó consolidar en la mesa de negociaciones los incuestionables éxitos de su plan político, alcanzados mediante los éxitos de su plan militar. Detrás de la apariencia de desolación de la Gaza en ruinas y escombros y de su pueblo en la miseria y hambriento, pero sin abandonar el suelo patrio, la entidad nazi-sionista fue derrotada en ambos planos. Los términos de negociación puntuados por la RNP – no entrega de las armas de la revolución, una administración palestina integral en la Franja de Gaza con participación de Hamas y la liberación de altos dirigentes de la misma Resistencia – son, nada menos, que el acuerdo a la izquierda del establecido en la “Declaración de Beijing”, de 2024, cuando los sectores más consecuentes de la nación Palestina arrastraron incluso a los capitulacionistas lacayos de Israel de la “Autoridad Palestina” a una posición de resistencia. Y Satanyahu, por su parte, tuvo hasta aquí los dos objetivos estratégicos anunciados al inicio de sus operaciones, y el tercero oculto, todos derrotados, respectivamente: “destruir a Hamas”, “liberar a los rehenes” y expulsar al pueblo palestino de la Franja de Gaza. Ahora, él, Netanyahu, se vio obligado a bajar del trono, tragar seco su arrogancia y sentarse en la mesa de negociaciones en Egipto, bajo las órdenes de Donald Trump, quien ve los intereses yanquis en la región amenazados con el aislamiento absoluto al que Israel fue empujado por la heroica RNP y el glorioso pueblo palestino.
En su intento de dar un ultimátum con la “propuesta de paz”, buscando dividir a la RNP y aislar a Hamas en la opinión pública internacional, EE. UU. e “Israel” fueron conjurados y salieron “con las manos vacías” por el manejo político de la RNP. Los términos respondidos por esta última colocan a los genocidas en posición de aislamiento mayor aún, caso no aplique las condiciones palestinas del cese del fuego. Sellado el acuerdo, consolidan las victorias políticas de la causa palestina; si no lo cumplen, serán desmascarados como, de hecho, aquellos genocidas que no desean la paz, agravando el ya alto y irreversible costo político. En contraste, la RNP sigue ganando el enorme prestigio de las masas palestinas y solidaridad en todo el mundo, como visto en las celebraciones por el 2º aniversario del glorioso 7 de octubre, en que, por todo el mundo, millones de manifestantes exigieron el fin de los bombardeos genocidas de Israel y la vigencia del Estado Palestino. En Brasil, ocurrieron las manifestaciones en la avenida Paulista (São Paulo) y frente a la embajada yanqui en Brasilia (DF), llevada a cabo por los comités de solidaridad a Palestina de Minas Gerais, Goiânia y Brasilia. La legitimidad del Estado Palestino ante el mundo y ante la propia llamada “Comunidad Internacional” quedó establecida y sin vuelta atrás.
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Con el rabo entre las piernas y reprendido por su amo, el perro sionista Benjamin Netanyahu, que dijo que “no negociaría con terroristas” (justo él, genocida de carnet, rodeado de mafiosos y terroristas a sueldo), tiene que, con su propaganda nazi de mentir mil veces, intentar vender el acuerdo como una “victoria” a sus adversarios políticos y disidentes, a los judíos y israelíes no sionistas, aumentando la fricción interna y agudizando las pugnas en el seno de la entidad “Israel”. Itamar Ben-Gvir (el “Himmler” nazi-sionista, ferviente paladín de la “solución final”) y otros ya están atacando a Netanyahu por hacer concesiones y conducirlos a “una derrota nacional que será una desgracia eterna”. Tal admisión constata el hecho de que, en el terreno militar, las derrotas de “Israel” son aplastantes, ya que este no solo no eliminó a Hamas, lo que era su objetivo declarado, sino que aún lo fortalecerá liberando a sus cuadros encarcelados, lo que “Israel” dijo que jamás haría, alto costo a ser pagado por la prometida “liberación de los rehenes”. Aún, esta nueva ronda de negociaciones por el cese al fuego representa el fin de la fracasada tercera campaña de cerco y aniquilamiento por medio del continuo genocidio de niños, mujeres y ancianos de Gaza (iniciada después de que “Israel” rompiera el cese al fuego en marzo de 2025) con la exigencia de la retirada de las tropas terroristas nazi-sionistas de la región. La ruptura del cerco por la RNP le permitirá en el período entre campañas negociar un gobierno en determinadas áreas en que “Israel” no pueda entrar, es decir, consolidar territorios, así como expandir y fructificar los laureles de la victoria completa sobre el plano político y militar de la reacción, preparando su contracerco y las próximas ofensivas tácticas en sus líneas interiores dentro de las líneas exteriores ocupadas por el enemigo, apuntando a fortalecer las demás fuerzas anti-imperialistas del Oriente Medio Ampliado, como en Yemen, Líbano, Siria, Irak, Irán y todo el Magreb, con las cuales deberá articular para seguir combatiendo a “Israel” y profundizando su aislamiento y el de sus lacayos en el mundo árabe y musulmán.
En suma, se agrava formidablemente la situación de aplastante derrota de los planes nazi-sionistas e imperialistas, abriendo camino para una nueva etapa de la guerra de liberación nacional palestina, con mayor libertad política y unidad de las fuerzas de la RNP y el pueblo palestino. Estos, vertiendo su sangre, siguen dando heroicas muestras a los pueblos de todo el mundo de que es posible atreverse a luchar y atreverse a vencer al imperialismo y todos sus lacayos. No es demasiado afirmar que esto es demostración a más de la invencibilidad de la guerra de masas por sus causas justas, por medio de la, y basada en la, estrategia de la guerra de guerrillas y guerra de movimiento, cualquiera que sea el territorio y desproporción de fuerzas: las masas hacen la Historia y los “poderosos” reaccionarios no son más que tigres de papel. Es cuestión de tiempo para su triunfo, y menor será el tiempo cuanto mayor sea la prevalencia de la vanguardia dotada de la ideología del proletariado internacional en su dirección. Así como el gran y asombroso Diluvio de Al-Aqsa y la guerra de Ucrania son comprobación de que la Historia mundial entró a un nuevo período de revoluciones y guerras de todo tipo, los nuevos resultados de la guerra de liberación de Palestina, obtenidos con un indecible sacrificio de sus dirigentes, sus combatientes y su pueblo es, además, la convocatoria más elocuente del presente a los oprimidos de la Tierra a levantarse en armas contra sus opresores y explotadores y crea una situación internacional aún más favorable a nuevas luchas anti-imperialistas y revoluciones democráticas en las naciones del Tercer Mundo y de revoluciones socialistas en las del Primer y Segundo Mundos.