Las prácticas fascistas en las cárceles turcas

A continuación compartimos una traducción no oficial de un artículo publicado recientemente por Avrupa Haber.

El fascismo es masacre, el fascismo es sangre y lágrimas, el fascismo es hambre y pobreza, el fascismo es prisión, tortura y aislamiento. El fascismo es prohibir la entrada del sol y la luz del día en celdas frías y oscuras.

El Estado turco está construyendo prisiones de alta seguridad para desarticular la vida organizada de los presos revolucionarios. En el año 2000, cientos de revolucionarios fueron torturados al ser trasladados a prisiones de tipo F. Tras estas, las prisiones de tipo S-T-Y se convirtieron en nuevas herramientas del fascismo para intimidar a revolucionarios y al pueblo. Las celdas en estas prisiones son como pozos: pozos de apenas cinco pasos, aislados del aire y la luz del sol. Hay una ventana, sí, pero tras ella hay barrotes de hierro, y tras estos, alambre. El cielo, las nubes, el canto de los pájaros, los rostros y las voces humanas están prohibidos en estos pozos.

Las cárceles F-S-Y-T son ataúdes creados por el fascismo para revolucionarios, artistas e intelectuales. El fascismo busca enterrar nuestras ideas en estos oscuros pozos.
Quince presos están en huelga de hambre contra esta práctica inhumana, muchos de ellos desde hace casi un año.

El gobierno las llama “de alta seguridad”, pero este sistema no está diseñado para proteger a la gente, sino para silenciarla. Sus muros no se construyeron para la seguridad, sino para aprisionar el pensamiento.

Turquía lleva años empleando el mismo método. Declara peligrosos a quienes hablan de justicia, criminales a quienes exigen igualdad y enemigos a quienes defienden la libertad. Sobre todo, ataca a revolucionarios y socialistas porque se niegan a parar de cuestionar, porque se niegan a someterse. Es decir, hay una celda preparada para cualquiera que se niegue a rendirse.

Estas cárceles no solo destruyen personas, sino también derechos humanos. El derecho a la vida, la libertad de expresión, la dignidad: todo esto se asfixia entre estos muros de hormigón. La tortura puede estar prohibida, pero aquí, el sistema mismo se ha convertido en tortura. Esto es Turquía. La verdad que no quieres ver, la verdad que temes oír. Si la gente lucha con hambre por sus ideas, no hay justicia, y donde no hay justicia, nadie puede respirar por mucho tiempo. ¡Unámonos a la justa resistencia contra el fascismo!


Aris C
Activista juvenil de ATİGF

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