Brasil: La desaprobación del gobierno de Luiz Inácio supera la aprobación por primera vez

Compartimos una traducción no oficial de un artículo publicado por A Nova Democracia.

Más personas desaprueban al gobierno de Luiz Inácio de las que lo aprueban como reveló hoy 27 de enero la nueva encuesta de Genil/Quaest. El 37% evalúan negativamente al gobierno y el 31% lo evalúan positivamente.

Es un aumento del 5% en la desaprobación en relación a la encuesta de diciembre. La aprobación cayó un 2%.

Al tratar el trabajo de Luiz Inácio específicamente, la desaprobación creció del 47% al 49%. La aprobación cayó del 52% al 47%.

El gobierno es más desaprobado entre las personas con ingresos superiores a 5 salarios mínimos (59%), pero la desaprobación también es alta entre las que ganan entre 2 y 5 salarios (54%) y por debajo de este rango (39%). Hubo una caída del 7% en la aprobación entre aquellos que ganan por debajo del salario mínimo (del 63% en diciembre al 56% en enero).

El noreste (donde Luiz Inácio siempre tuvo apoyo electoral) fue una de las regiones que lideró la caída de la aprobación, seguido por el Sur. El índice cayó del 67% al 60% en esta parte del país.

La aprobación también cayó entre el público femenino. Solo el 49% de las mujeres entrevistadas dicen aprobar al gobierno, contra el 54% en diciembre.

Los sectores alineados con el gobierno continúan culpando a la mala comunicación del equipo del mandatario por la caída de popularidad. Aunque es cierto que Luiz Inacio tiene pésimos portavoces, las razones detrás de la insatisfacción popular son más concretas, como el alza en el precio de los alimentos, no revocar la contrarreformas laborales y de Seguridad Social, el sepultamiento de la reforma agraria (hasta el punto que la dirección amarilla de MST admitió el fracaso del gobierno en este punto), la relación escatológica con el centro bolsonarista dándoles todo lo que piden por mantenerse en el gobierno, el apaciguamiento con los militares golpistas y la pasividad en relación con la extrema derecha.

Frente a todos estos factores, los discursos como el del Jefe de Gabinete de la Presidencia de la República, Rui Costa, quien mandó al pueblo que comprara otras frutas si la naranja estaba cara, son un mero complemento.

La extrema derecha está tratando de capitalizar la caída de la aprobación de Luiz Inacio. La tarea es facilitada por el propio gobierno presentándose como izquierda, pero manteniendo el mismo régimen reaccionario de siempre y no cumpliendo con los intereses del pueblo, dando capital político a la extrema derecha.

Se hicieron varias articulaciones entre la extrema derecha, los bolsonaristas y la derecha tradicional en el último año, y las tendencias apuntan a varios posibles candidatos, desde el gobernador de São Paulo, Tarcísio de Freitas (Republicanos) hasta el homónimo de Goiana, Ronaldo Caiado (União Brasil) o incluso algún miembro de la mafia de Bolsonaro. El jefe de extrema derecha, Jair, comentó las posibles opciones en una entrevista a CNN la semana pasada.

Mientras tanto, los demócratas verdaderos, progresistas y revolucionarios continúan desarrollando la lucha popular y revolucionaria en el país como la única forma de derrotar a la extrema derecha. Su núcleo continúa presentándose en el campo brasileño, donde los campesinos pobres, espontáneamente u organizados por movimientos como la Liga de Campesinos Pobres (LCP), se enfrentan a las bandas armadas de los terratenientes de extrema derecha.

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