Editorial de AND – ¡Movilizar las amplias masas en defensa de la Resistencia del pueblo palestino!

Compartimos una traducción no oficial del último Editorial de A Nova Democracia.

El inicio de la segunda campaña genocida por parte de las Fuerzas Armadas sionistas, en la Franja de Gaza, en esta segunda quincena de marzo, exige el máximo repudio y un apoyo intransigente a la Resistencia Nacional Palestina y sus organizaciones nacionales revolucionarias. Sin ningún escrúpulo, al ser entrevistado tras el primer bombardeo contra Gaza, en el que murieron 400 personas – de las cuales 140 eran niños y 89 mujeres – Benjamin Netanyahu dijo: “Es solo el comienzo”. Lo que su arrogancia genocida le impide ver es que, cuanto más insano sea el martirio de la nación palestina, mayor será la pena que pagarán los criminales de guerra. Y pagarán, y no en un futuro tan lejano como imaginan sus defensores y aliados.

La reanudación del genocidio no es sin razón. En primer lugar, el nazisionismo fue humillantemente derrotado tras casi un año y medio de combates en la Franja de Gaza. Sus objetivos, de rescatar a los “rehenes” y destruir a Hamas, quedaron muy lejos de ser alcanzados. Los “rehenes”, liberados a cambio de cientos de prisioneros palestinos, lo fueron después de que Israel se viera obligado a ceder ante la Resistencia Palestina y la opinión pública mundial, mayoritariamente favorable a la causa Palestina y de repudio a la acción genocida sionista, y tuvo que firmar un alto el fuego. Tiempo de tregua que la Resistencia Nacional Palestina utilizó para recomponer y consolidar sus fuerzas, ampliar sus milicias, reabastecer sus reservas estratégicas y seguir preparándose para nuevas ofensivas tácticas. Los familiares y amigos de los “rehenes”, sin duda, se rebelan contra Netanyahu, porque el regreso de sus seres queridos se volverá cada vez más incierto cuanto mayor sea la escalada de los bombardeos criminales y el infame masacre de civiles palestinos. Netanyahu está manejando un cuchillo de doble filo, cuyo lado más afilado y puntiagudo se vuelve contra él mismo: cuanto más pretende degollar con él a Palestina, en realidad más se acerca a degollar a sí mismo y al proyecto de ocupación nazi-sionista.

Por otro lado, la extrema derecha sionista no ve otra opción: si avanza, potencia aún más la actual situación revolucionaria en los territorios ocupados, generaliza el odio anti-sionista en el mundo árabe y musulmán, y engendra más elementos a la crisis de descomposición que se abre para el Estado sionista de Israel. Por su parte, no hacerlo significará alejarse del Poder del Estado, quizás para no volver en muchos años, y tener a su máximo representante, Benjamin Netanyahu, preso por crímenes de guerra. Y en una situación en la que el Estado sionista no podrá lanzar demagogia, ya que la Resistencia tendrá todo el salvoconducto para profundizar la lucha por la extinción de ese maldito enclave colonial en la región. En décadas de su existencia, mediante una incesante y heroica resistencia anticolonial palestina, nunca se había visto una crisis de tal profundidad sobre el Estado nazisionista; es un signo inequívoco de las grandes desordenes y tormentas revolucionarias que la Historia mundial está atravesando, dentro de las cuales hay un gran peligro de una tercera guerra mundial, aunque la tendencia principal es hacia la revolución.

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Mirando la situación actual de Brasil, la tasa de interés Selic ha pasado a escandalosos 14,25%; el actual gestor del Banco Central ya no es el bolsonarista Campos Netto, sino Gabriel Galípolo, designado por Luiz Inácio. No es necesario extenderse sobre el tamaño de la destrucción a la economía genuinamente nacional que tal tasa produce: los pequeños productores rurales, pequeños y medianos comerciantes e industriales medianos lo dirán, teniendo una tasa media de interés superior a la tasa de lucro de estos sectores, aplastados bajo el yugo de los monopolios, resultando en la completa destrucción de la economía genuinamente nacional. Por el contrario, los monopolios del capitalismo burocrático atados al capital financiero imperialista se regocijan con tal noticia, pues su parasitismo sobre la economía nacional y las finanzas públicas se convierte en una sangría de fabulosas riquezas para sus cofres.

La cuestión aquí es que ahora queda explícito que Luiz Inácio no era un “rehén” de la política de altos intereses del bolsonarista Campos Netto; Luiz Inácio es un “rehén voluntario”, por decisión propia, de la política de altos intereses del capital financiero, para quien Campos Netto era solo un intermediario, tan prescindible como cualquier otro tecnócrata que pulula en la gestión de los gobiernos lacayos en los cientos de países dominados por el imperialismo en todo el mundo. Al fin y al cabo, ahora es el hombre de Luiz Inácio quien es el presidente del Banco Central – y los altos intereses se elevan. ¿Son intereses necesarios? Obviamente no, pues la alta inflación en Brasil no es resultado de una alta demanda de consumo, sino un reflejo de la deformación de la economía local, asentada en la producción monopolista complementaria a la economía del imperialismo, principalmente de productos primarios (comodities) y que, por ello, es aún más inestable en la variación de precios por factores internacionales, de la crisis de descomposición del imperialismo. ¿Por qué Luiz Inácio, ahora, en lugar de gritar contra la oligarquía financiera como hizo antes – ya que no puede elegir a Campos Netto como villano – dice que respetará el aumento de los intereses? Las máscaras caen, nuevamente.

Los altos precios de los huevos y del café, que asolan la economía doméstica de las masas proletarias y semiproletarias en las ciudades, son solo una expresión de la gravedad de la deformación que es la economía brasileña. El café brasileño, debido a la caída de la cosecha local e internacional, se destina en gran volumen a la exportación, donde el dólar paga más por la misma cantidad; los huevos están inflados por el precio monopolista impuesto por los intermediarios y por el absurdo aumento en los insumos en la cría aviar, reflejo de una economía latifundista de monocultivo y producción primaria orientada a la exportación. Las masas populares pagan la cuenta.

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Mientras la prensa monopolista dedica sus páginas y voces a noticiar la pantomima de fuga del “patriota” Eduardo Bolsonaro a EE.UU., donde gastará sus mejores esfuerzos (que no son muchos) para implorar por una “intervención del gobierno americano contra el STF”, la extrema derecha armada lanza sus ataques contra los pobres en el campo. La lucha antifascista se lleva a cabo, ahora, en las vastas zonas rurales, que cada vez más se asemejan a campos de batalla de una “guerra irregular”.

El episodio más reciente es el enfrentamiento armado entre latifundistas y los campesinos pobres e indígenas en el municipio de Prado y sus alrededores, en el sur de Bahía. El pasado 10, el joven Pataxó Vitor Braz fue ejecutado por un grupo paramilitar de extrema derecha (al servicio del latifundio) en el territorio de Barra Velha, y la casa del cacique de la Tierra Indígena Comexatibá fue incendiada. El grupo paramilitar latifundista, según denuncias, se llama “União Agro Bahia”, y también ataca contingentes de campesinos del MST en el estado. “Vamos a combatirlos, con un número cada vez mayor de productores, para garantizar nuestros derechos de propiedad privada”, dijo el vicepresidente del grupo en una entrevista a la revista Oeste, de extrema derecha. Por su parte, el gobierno petista de Jerônimo Rodrigues movilizó a la Policía Civil, ¡pero no para atacar a los paramilitares, sino para desarmar a los indígenas Pataxó, que, según acusan, están operando con autodefensa armada en sus recuperaciones!

Allí, donde la extrema derecha armada y profundamente vinculada al latifundio, como en otras regiones del país, se lleva a cabo el verdadero enfrentamiento, armado y pagado con sangre, con el fascismo y la extrema derecha. Son los campesinos pobres y las masas de indígenas y remanentes de quilombolas, los pobres del campo, quienes están realizando la verdadera limpieza de nuestro país, al destruir – con Revolución Agraria – simultáneamente el latifundio, llaga de la esclavitud y de la servidumbre aún abierta en nuestro país, el mayor mal de nuestra historia y de nuestra actualidad, y al destruirlo, también barre a la extrema derecha y al fascismo que de él se alimentan. Urge, en las ciudades y en el campo, que las masas de progresistas y demócratas se movilicen, se organicen y combatan frontalmente todas las fuerzas fascistas y de extrema derecha en legítima autodefensa – lo que no es solo un derecho democrático, sino un deber revolucionario.

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