Filipinas: Campesinas, ¡Nuestro lugar está en la revolución! ¡Tomen las armas y participen en la Guerra Popular!
A continuación compartimos una traducción no oficial del pronunciamiento del Movimiento Patriótico de Nuevas Mujeres.
El Movimiento Patriótico de Nuebas Mujeres (Makibaka)-Bisayas Orientales extiende su más alto homenaje a todas las mujeres campesinas en este Día Internacional de la Mujer Rural. Ante el agravamiento de la crisis y la pobreza de las mujeres en el campo, es justo comprender con firmeza sus raíces y cómo abordarla mediante el avance de la guerra popular.
La situación de las mujeres en las zonas rurales de Visayas Orientales sigue siendo desalentadora. Ocho de cada diez campesinos de la región no poseen tierras propias. De los pocos que sí las poseen, no pertenecen a mujeres; solo el 19 % de quienes poseen Patentes de Emancipación (Nota de traductor: certificados concedidos por el gobierno de la posesión de tierras) y el 31% de quienes poseen Certificados de Propiedad de Tierras (CLOA) son mujeres. Esto ocurre a pesar de que las mujeres lideran la producción mundial de alimentos.
Reciben poco o nada por su trabajo productivo. Peor aún, si no pueden pagar, el terrateniente las convierte en sirvientas para saldar la deuda. En las comunidades más pobres, las hijas son tratadas como mercancías que se venden para mantener a la familia.
Las mujeres pobres son el principal blanco de la explotación semifeudal. En las Visayas Orientales, las instituciones de microfinanzas como ASA Filipinas están muy extendidas, lo que, en lugar de sacarlas de la pobreza, solo las hunde aún más en un ciclo interminable de deuda. Las microfinanzas son, de hecho, capital excedente recién empaquetado de la banca internacional; consideran a las mujeres un gran mercado porque constituyen el 70% de los más pobres del mundo y su alto consumo se destina a los gastos del hogar.
Ante desastres como tifones y terremotos, las mujeres también son las más vulnerables. No son inmunes, sobre todo porque dependen principalmente del medio ambiente para su alimentación, agua, energía y sustento. El gobierno reaccionario ha sido completamente inútil ante los sucesivos desastres.
Las mujeres rurales también son víctimas de la calamidad causada por el régimen militar en el campo. Cuando el régimen militar se imponen las aldeas, se les impide directamente ganarse la vida durante semanas o meses. Los servicios de educación y salud se ven interrumpidos, ya que los soldados acampan en escuelas, clínicas y guarderías. Son víctimas del sexismo y la explotación de género. Son acosadas y secuestradas junto con jóvenes para evitar que sus familiares se unan al movimiento revolucionario. El miedo reina como resultado de los incesantes bombardeos.
Debido al desempleo, las mujeres se ven cada vez más obligadas a migrar. Las menos afortunadas se vuelven vulnerables a la prostitución, la pornografía, la trata de personas y la venta de menores. Esta misma situación también afecta a las personas LGBTQ y a los jóvenes.
La opresión y la explotación de las mujeres son perpetuadas por el imperialismo estadounidense y el feudalismo burocrático-capitalista. Entonces, ¿cuándo y cómo disfrutarán las mujeres de la verdadera liberación? El patriarcado solo será completamente destruido y la opresión de las mujeres terminará si también se destruye la base social que sustenta la opresión y la explotación. Y este tipo de sociedad solo puede destruirse mediante un cambio revolucionario.
En los frentes guerrilleros del NPA en Visayas Orientales, construyen o reconstruyen sus organizaciones de masas, destruidas por la violenta guerra contrarrevolucionaria del régimen fascista. No se limitan a las labores domésticas, sino que participan activamente en la lucha antifeudal y antifascista, formando cooperativas y unidades de autodefensa, e incluso actuando como milicia popular. Lideran programas de atención médica y alfabetización. Los elementos talentosos de las organizaciones de masas, especialmente los jóvenes, sirven a tiempo completo en el ejército popular.
