BP-CC del TKP/ML: ¡Paremos los ataques y belicismo del imperialismo y del sionismo!

A continuación compartimos un comunicado del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Turquía/Marxista-Leninista (BP-CC del TKP/ML) que hemos recibido.

En la madrugada del 13 de junio de 2025, el Estado sionista de Israel lanzó un ataque a gran escala contra Irán. El ataque apuntó a altos mandos militares de la República Islámica de Irán; entre ellos, fueron asesinados 20 expertos y altos funcionarios militares, incluidos los jefes del Estado Mayor General y de los Guardianes de la Revolución. Esta ofensiva ocurrió justo antes de la sexta ronda de negociaciones nucleares entre Irán y Estados Unidos, prevista para el 15 de junio. La operación fue realizada con apoyo aéreo y mediante redes de inteligencia infiltradas dentro del país. En respuesta, Irán lanzó ataques con misiles la misma noche. Israel ha continuado su ofensiva sin pausa, extendiéndola a la infraestructura civil, instalaciones nucleares, depósitos de armas y combustible, aeropuertos y, sin duda, zonas habitadas por la población civil. Por su parte, Irán ha respondido con misiles balísticos dirigidos a ciudades como Haifa, Tel Aviv, Jerusalén y otras. El Estado sionista se enfrenta a la respuesta militar más dura y contundente de su historia.

Como puñal ensangrentado del imperialismo estadounidense en la región, el Estado sionista de Israel se convirtió en el principal provocador de guerra regional tras la operación Al-Aqsa llevada a cabo por la resistencia palestina el 7 de octubre de 2023. Mientras destruía Gaza y el conjunto de Palestina, asesinando a decenas de miles de palestinos, extendía sus ataques hacia el Líbano y declaraba que Yemen, Siria, Irak e Irán también estaban en su punto de mira. Los Acuerdos de Abraham y el Acuerdo sobre el Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa, firmado en septiembre de 2023, representan el intento de clavar los últimos clavos en el ataúd de Palestina. Sin embargo, la ofensiva de la resistencia Al-Aqsa ha hecho añicos los equilibrios militar-político-económicos que dichos acuerdos pretendían establecer. Esta resistencia ha arrastrado al imperialismo estadounidense, al británico y al sionismo a una posición extremadamente agresiva. Desde el 7 de octubre, el imperialismo estadounidense y el Estado sionista han buscado eliminar o neutralizar a todas las fuerzas que se oponen a sus intereses, mediante campañas de aniquilación o integración forzada.

Los imperialistas han convertido las luchas de liberación nacional en Palestina, el Líbano, Irak y Turquía en objetivos a eliminar, sea mediante la fuerza o la cooptación. Esta política no se limita al Medio Oriente: se extiende desde la India hasta el norte de África. En estas regiones, todas las fuerzas que luchan por objetivos sociales o nacionales-ya sea por medio de la conciliación (como el PKK), o mediante la vía armada (como el PCI/Maoísta), Hamás, Hezbolá, etc.)-se encuentran en la mira del enemigo.

Asimismo, los Estados que no se alinean con los intereses políticos y económicos del imperialismo estadounidense también son blanco de agresión. Esto tiene como trasfondo la agudización de las contradicciones entre bloques imperialistas rivales. A medida que se intensifica la competencia por la hegemonía global, los Estados que antes eran tolerados se convierten en objetivos a destruir o reconfigurar, incluso a través de guerras regionales. Siria fue el primer experimento de esta táctica: entregada a la reacción encabezada por HTS y Al-Jolani. Irak, Yemen e Irán han sido abiertamente declarados como los siguientes. Israel los define como “amenazas existenciales” y actúa como el ariete de la ofensiva imperialista estadounidense en la región.

Israel ha asumido el papel de ejecutor activo de esta agenda imperialista. El último ataque no habría sido posible sin la aprobación y coordinación de Estados Unidos. Mientras Trump mantiene una fachada de “diálogo de paz” con Rusia, el Estado sionista responde con fuego y destrucción. En esta estrategia, el objetivo político incluye la redimensión de fronteras y, eventualmente, la eliminación de ciertos Estados; Irán ocupa un lugar central en estos planes.

El Estado sionista ha lanzado una campaña-claramente planificada mediante inteligencia, infiltración y despliegue interno-para desmantelar el aparato militar y político del Estado iraní. La ofensiva comenzó con la eliminación de la cúpula militar y continúa con la misma lógica. El Estado iraní ha demostrado ser incapaz de proteger a sus cuadros o prepararse para una agresión de tal magnitud. Israel ha establecido una superioridad militar en el espacio aéreo y dentro del propio territorio iraní.

La cuestión central es si esta escalada devendrá en una guerra total entre ambos Estados. Hasta ahora, Irán ha respondido a ataques similares con represalias “controladas”. Si bien la respuesta al ataque del 13 de junio fue más contundente que en ocasiones anteriores, sigue siendo limitada. No ha desplegado todas sus capacidades. El mito de la invulnerabilidad israelí, ya golpeado el 7 de octubre, sigue erosionándose bajo los misiles iraníes.

El Estado sionista, fundado sobre la ocupación de Palestina y el intento de exterminar al pueblo palestino, suma ahora al pueblo iraní entre sus víctimas. Su hostilidad contra todos los pueblos de la región es cada vez más nítida. Desempeña el papel más agresivo y destructivo en la reconfiguración política del Medio Oriente.

Pero la República Islámica de Irán no representa una alternativa progresista. Es una potencia regional reaccionaria, represiva, nacionalista y alineada con el bloque imperialista encabezado por Rusia y China. Su discurso antiestadounidense es solo una fachada que intenta encubrir la opresión que ejerce sobre su propio pueblo, sobre las naciones oprimidas dentro de sus fronteras-en particular el pueblo kurdo-y sobre las fuerzas revolucionarias. El llamado “eje de la resistencia” no es más que una prolongación de sus intereses geopolíticos. Aun así, esta realidad no justifica ni atenúa la agresión sionista e imperialista en curso.

En este contexto, los comunistas, revolucionarios y todas las fuerzas progresistas deben identificar con claridad a los principales agresores: el Estado sionista de Israel y el imperialismo estadounidense. La lucha debe orientarse contra ellos. La situación actual es una expresión directa de la política agresiva e imperialista aplicada en toda la región. Israel ha sido designado como ejecutor militar de esta ofensiva general.

Irán se encuentra actualmente en posición defensiva, pero no representa una causa justa. Llamar al pueblo iraní o a las naciones oprimidas-especialmente al pueblo kurdo-a unirse al régimen es una traición a las luchas por la liberación nacional y social.

En medio de esta crisis política profunda y del caos, el pueblo iraní tiene el derecho y el deber de resistir la agresión sionista de manera independiente, con un programa revolucionario que se dirija también contra su propio régimen. El pueblo kurdo y otras naciones oprimidas dentro de Irán tienen derecho a luchar por su autodeterminación y a liberarse tanto del yugo imperialista como del chovinismo persa. Negarles este derecho es perpetuar su opresión bajo la excusa de una “unidad nacional” falsa. Incluso bajo bombardeos, los pueblos oprimidos tienen el derecho de rebelarse. Condenar la agresión sionista no significa apoyar al régimen iraní: ambos deben ser combatidos.

Israel no ataca al régimen iraní por ser reaccionario; coopera con otros regímenes igualmente reaccionarios sin problemas. El verdadero conflicto es geopolítico: un choque de intereses entre el proyecto imperialista encabezado por EE.UU. e Israel, y las aspiraciones regionales del Estado iraní.

La agresión contra Irán es parte de un plan más amplio que también incluye ataques simultáneos al Yemen. La dirigencia política y militar yemení ha sido blanco de esta campaña. Tras los ataques, el Estado sionista declaró abiertamente: “Ya está abierto el camino para atacar constantemente a Teherán”. Aunque un alto al fuego pudiera ser negociado temporalmente con mediación de potencias como Rusia, los antagonismos de fondo se han profundizado. Hemos entrado en una nueva fase de escalada regional.

Las puertas de la guerra están completamente abiertas. Las treguas serán temporales, pero las contradicciones seguirán agudizándose. Las acciones militares, políticas y económicas de las potencias imperialistas se intensificarán. También las relaciones interestatales de la región se reconfigurarán en torno a estas dinámicas.

En resumen, las condiciones para una guerra regional están más maduras que nunca. Las fuerzas de liberación social y nacional-en particular aquellas que conforman el frente de resistencia-serán objeto de ataques más sistemáticos. El imperialismo estadounidense y sus aliados están imponiendo a los pueblos del mundo una falsa elección: rendición total o aniquilación. El ataque a Irán también transmite este mensaje.

El proyecto sionista-imperialista busca convertir la región en un jardín sin espinas: un espacio sin resistencia, sin armas, sin conciencia. Pretende desarmar, desorganizar y despolitizar a los pueblos. El sometimiento ideológico y la negación de identidades es parte de esta ofensiva. Pero los pueblos no aceptarán pasivamente este destino. El imperialismo solo ofrece destrucción, muerte y esclavitud. Y eso será derrotado únicamente con la organización y acción independiente de los pueblos y las naciones oprimidas.

¡Organicémonos! ¡Construyamos una línea de resistencia militante y revolucionaria contra la guerra imperialista y la agresión sionista!

¡Abajo el imperialismo y toda forma de reacción!

¡Organicemos la resistencia de los pueblos contra la agresión sionista e imperialista!

¡La guerra entre Israel e Irán no es la guerra de los pueblos, sino la de las clases dominantes!

¡Frente a las guerras injustas, fortalezcamos la resistencia y organicemos la revolución!

¡Viva el internacionalismo proletario!

Partido Comunista de Turquía/Marxista-Leninista Buró Político del Comité Central

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