
Servir al Pueblo llama al boicot electoral en el Estado Español
Créditos de la imagen del periódico Servir al Pueblo.
Con la llegada de las elecciones en el Estado español, el periódico revolucionario Servir al pueblo llama al boicot electoral para denunciar la “farsa electoral”. Este 28 de mayo, se llevarán a cabo las elecciones locales en 8.112 ciudades, simultáneamente con las autonómicas en multitud de regiones, como la Comunidad de Madrid. Posteriormente, antes del 10 de diciembre pero sin fecha prevista aún, se deben de realizar las elecciones generales para la presidencia del gobierno. Durante estos últimos tres años, la clase obrera española ha vivido una disminución de su poder adquisitivo, aumentando el precio de productos básicos como la cesta de la compra, la electricidad o los alquileres mientras que el salario mínimo apenas ha sufrido variación.
El periódico remarca que el pueblo español ya ha mostrado previamente un rechazo a las elecciones generales, presentando una alta tasa de abstención en las pasadas votaciones: “En las pasadas elecciones generales, el 33’77% de personas aptas para votar no lo hicieron, por lo que casi 12 millones y medio de personas no creyeron que el voto solucionaría sus problemas. Hay que rechazar la participación en un nuevo fraude electoral y trabajar activamente por el boicot.” comenta el periódico.
También añade:
“Elecciones tras elecciones, la política electorera demuestra ser incapaz de cubrir las necesidades de la clase obrera. Las masas sufren el paro, la temporalidad, la explotación laboral, el racismo, la doble explotación de la mujer proletaria, la subida de los precios de la electricidad, la escalada global de precios en el IPC, y en definitiva todas las consecuencias de la opresión capitalista: ninguna de todas estas cuestiones se pone en entredicho. Todos estos problemas son estructurales, su raíz es profunda y ninguno puede solucionarse a golpe de papeleta.
No se pueden solucionar, primero, porque vivimos en la época del imperialismo, fase actual y superior del capitalismo en el que el mundo se divide entre países imperialistas y naciones oprimidas. Todos los países del mundo se relacionan económicamente entre sí creando lazos de opresión y dependencia para aumentar sus riquezas, lazos que no han sido elegidos en ningún proceso electoral sino por decisión unilateral de un puñado de capitalistas. Ninguna de estas relaciones está en entredicho. Las masas no tomaron ninguna decisión al respecto ni tampoco la tomarán, no está en el orden del día de la democracia burguesa que las masas puedan decidir las cuestiones realmente importantes que afectan a la vida de millones, ni en el propio Estado español ni a nivel internacional. No hay ningún camino institucional o legal para hacerlo, ni nunca lo habrá. Las decisiones las toma el Estado y el gobierno se limita a su gestión, a la gestión de los intereses de un puñado de capitalistas. Así llegamos al segundo motivo: Estado y gobierno no son la misma cosa. Engels, maestro del proletariado internacional, sintetizó magistralmente: “ El ejecutivo del Estado moderno no es más que un comité para administrar los asuntos comunes de toda la burguesía (…) el Estado no es más que un instrumento de opresión de una clase hacia otra, no lo es menos en una república democrática o en una monarquía ”. Pretender que el Estado es otra cosa, que es imparcial a la lucha de clases o que, de alguna forma, gestiona la plusvalía y las riquezas del país, es ser un oportunista que solo vende humo a la clase obrera y es nuestro enemigo”.
Durante este mandato, el gobierno ha sido encabezado por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), pero ha gobernado en coalición con Unidas Podemos (UP), una alianza de multitud de partidos de izquierdas, donde se encuentra también el Partido Comunista de España (PCE). El periódico denuncia que la situación no ha favorecido los intereses de la clase obrera española aunque haya gobernado partidos de izquierdas:
“El gobierno de coalición se ha caracterizado por una doble vara de medir absolutamente hipócrita que roza la bipolaridad, o como dice el refranero castellano, a Dios rezando y con el mazo dando. Hay una gran incongruencia entre las palabras y los hechos reales, diciendo que iban a paralizar los desahucios mientras seguían mandando antidisturbios para echar familias obreras de sus casas, diciendo que se prohibieron los desahucios durante la pandemia y se despidió más que nunca en los últimos años, o marcando un supuesto tope a la electricidad que solo llevó a más ganancias a las eléctricas. Todo esto dejando de lado la traición al pueblo saharahui, vendidos a Marruecos, comprometerse a duplicar el presupuesto militar en la alianza imperialista de la OTAN, reprimir a sangre y fuego a los obreros metalúrgicos de Cádiz, mantener en prisión a presos políticos como Pablo Hasel y otros, lavarse las manos con la masacre de la Valla de Melilla donde decenas de personas fueron asesinadas el verano pasado, mantener la Ley Mordaza o la nueva ley de extranjería. ¡Cuánto progresismo en tan poco tiempo! El gobierno se jacta de haber gobernado para la gente trabajadora por las subidas del Salario Mínimo Interprofesional SMI y las distintas ayudas sociales, cuando precisamente estas ayudas es el fracaso del capitalismo y un problema para el Estado mantener a tal masa de fuerza de trabajo sin ninguna forma de subsistir. Por no hablar de que si aumenta más el IPC que el SMI, realmente el poder adquisitivo del proletariado es menor ahora que hace tres años.”
Además, el periódico destaca frases dichas por los dirigentes del gobierno, como la prohibición del despido tras la reforma laboral o la de los desahucios en 2020, y los contrapone los datos objetivos: desde la entrada en vigor de la reforma laboran han habido un 623% más despidos que antes, y además solo en 2020 hubieron 38.266 desahucios ejecutados.
El periódico concluye con la importancia de un boicot electoral activo, mediante acciones organizadas y políticas: “Si algunas personas ahora dicen que debemos usar las elecciones como un escenario para la agitación y la propaganda entre las masas, entonces les decimos: “¡Tienes razón! ¡Y en forma de boicot electoral!” Esta es la única forma en que los comunistas pueden explotar las elecciones burguesas para promover su objetivo de tomar el poder por el proletariado. El objetivo principal no es aumentar el número de votos nulos, ese no puede ser el fin del boicot, porque eso por sí solo no rompe con el cretinismo parlamentario, tan poco como elegir cualquier «sátira» o «partido de broma» o convocar eso. La única expresión de esto es que no estás de acuerdo con las «opciones» que tienes 12 . El objetivo de los revolucionarios proletarios debe ser confirmar el sentimiento de las masas de que las elecciones burguesas son una farsa y aumentar su conciencia al respecto, destruyendo así las ilusiones residuales en el estado burgués y luego hacer algo con la politización, movilización y organización de las masas para crear algo nuevo. Así, en este aspecto, el boicot electoral combina los dos lados de la guerra -la destrucción y la construcción, siendo esta última la principal- y educa a las masas sobre el tema de la violencia revolucionaria”.
Concluye con los siguientes lemas:
¡Elecciones, no! ¡Revolución, sí!
¡Boicot electoral!