A los productores se les pagan precios que están por los suelos mientras la inflación crece en Turquía

Imagen de cabecera: Los productores sólo obtienen una fracción del precio del mercado de los bienes agrícolas. Fuente: agroberichtenbuitenland.nl

A pesar de que los costes de la comida han estado creciendo rápidamente en los últimos años en Turquía, los campesinos no obtienen ningún beneficio. La tasa de inflación anual estuvo por encima del 58% en agosto, creciendo por segundo mes consecutivo. Se estima que alcanzará el 65% a final de año. En el año 2022, se informó que el precio de la comida creció hasta casi un 90% respecto al año anterior.

Por ejemplo, la leche se vende en el mercado a entre 34 y 40 libras turcas (LT) por litro, pero los productores sólo obtienen 10 LT al venderla recién ordeñada. En 2022 se informó que los costes de producción de ciertos productos agrícolas se habían triplicado. El periódico Yeni Demokrasi informa de la situación de los campesino pobres en Ardahan, noreste de Turquía, que no son capaces de llegar a fin de mes. El precio que los intermediarios pagan a los campesinos no es ni siquiera suficiente para cubrir los gastos de producción. Uno de los campesinos dice que lo único que pueden hacer en esa área es ordeñar a las vacas. Los comerciantes, que van de aldea en aldea, obligan a los campesinos a hacer acuerdos anuales por anticipado, pagando en dinero y por un precio muy bajo la leche, y entonces, vendiendo la leche y obteniendo para sí mismos un alto beneficio. En un país con una inflación galopante como Turquía, los campesinos cada día pueden comprar menos con el dinero que obtienen por la leche.

Toda la agricultura turca está experimentando una situación similar. En esta situación, los comerciantes y los monopolios obtienen beneficios espectaculares, mientras que el pequeño campesinado, que forma la base de la agricultura turca, y los “consumidores”, las masas hondas y profundas, se mueren de hambre y sufren. Otro ejemplo es la lucha de los campesinos en Urfa, que están siendo robados y extorsionados por la compañía eléctrica DEDAŞ, sobre lo que hemos reportado anteriormente. Yeni Demokrasi informó a final de agosto de la situación del campesinado y de los temporeros en los campos donde se producen tomates que son exportados a Europa. El periódico denuncia que la mayoría de los temporeros son niños que están entre 9 y 17 años, y debido a los cortes de electricidad, parte de la cosecha fue destruida, y los trabajadores no tenían agua fría durante el sofocante calor. “Puedo recolectar 40 cajas de tomates en un día. A cambio recibo 5 LT por caja. Ganamos alrededor de 200 LT por día. He estado trabajando en esto desde que tenía 10 años. Doy el dinero que gano a mi familia para que me puedan comprar ropa”, dijo un niño obrero al periódico. A pesar de todo el trabajo, los campesinos y los obreros no llegan a fin de mes: en este caso, los tomates son comprados por los comerciantes a cambio de 3 LT y se venden en el mercado por 15. “Esto no lo ganamos nosotros, sino los intermediarios. Ellos son los que obtienen los beneficios, pero nosotros cargamos con todos los problemas”, dice uno de los campesinos.

En las últimas décadas, en Turquía se ha hecho enormes privatizaciones y la llamada “liberación” del mercado en favor de los imperialistas, y de forma creciente, los terratenientes y los monopolios extranjeros están forzando al pequeño campesinado a entrar en trampas de la deuda, obligándoles a vender su tierra y explotándolos, y obligando a muchos de ellos a ir a las ciudades o convertirse en temporeros, ya que no hay tierras ni dinero en aldeas. Un campesino describe la situación a Yeni Demokrasi: “Hacemos este trabajo porque nuestra familia siempre lo ha hecho. No sabemos hacer otra cosa. No sabríamos que hacer si dejáramos este trabajo. No hay nada más que podamos hacer, pero es mejor no plantar nada que perder dinero cada año. Si esto continúa así, no plantaremos nada más y nos convertiremos en temporeros para Occidente”.

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